24 de julio de 2011

Crumble de moras

Hoy es el último día de mi semana de vacaciones pasadas por agua. Y es que en este país Julio y Agosto son algunas veces un simple adelanto del otoño. Pensabamos que si ibamos hasta el sur de Bélgica encontraríamos algo de sol, pero lo único que encontramos fue un festival lleno de gente y de lluvia (=mucho barro). A los dos días, hartos del tiempo, la gente y las pocas horas de sueño nos volvimos a casa, pero eso sí, con el estómago lleno de gofres belgas.

Llegamos a casa bastante dañados por el cansancio y el dolor de barriga que produce gastarse todos los tickets de comida que nos quedaban en gofres justo antes de irnos. Así que nos fuimos a la cama demasiado temprano y por supuesto nos levantamos a las cinco y media de la mañana llenos de energía.

Ya conté la última vez que la cultura del desayuno fuera de casa es nula en Holanda, y ya ni te cuento de la cultura de los churros. Así que si no hay churros, no hay nada más que hacer a las seis de la mañana, excepto... ir a coger moras.

Y allí que nos fuimos a por la primera tanda de la temporada que se convirtió en un crumble.


Esta receta de crumble es de una amiga sueca (o mejor dicho de su abuela). No es que sea más especial por ser sueca pero sí es especial porque se ha transmitido de generación en generación y además porque todas las medidas son en decilítros (uhm...)

Ingredientes:
- 3 dl. de harina
- 1 y 1/2 dl. de azúcar.
- 1 y 1/2 dl. de copos de avena.
- Una cucharita rasa de levadura química
- 200 gr. de mantequilla derretida
- Moras

Mezcla todos los ingredientes hasta obtener una pasta homogénea. Cubre un molde de horno con mantequilla y cubre el fondo con la pasta. Necesitarás utilizar los dedos para que quede compacta. Con estas medidas debería sobrarte masa para poner encima de las moras.
Distribuye las moras sobre la masa y desmiga el resto de la masa sobre ellas. 


Como estas moras eran un poco tempranas no estaban del todo dulces, así que hice un poco de custard para acompañar (las fotos son la versión light, porque cuando me lo comí bañe directamente mi trozo en custard).


Ingredientes para el custard/natillas (para acompañar a los pasteles a mi me gusta bastante líquido)
- Media taza de nata
- Media taza de leche
- 2 cucharadas de azúcar
- Vainilla (en rama)
- 2 yemas de huevo
- 1 cucharadita de maizena

Calienta en un cazo la leche y la nata con la vainilla sin dejar que hierva. Por otro lado bate las yemas con el azúcar y la maizena. Cuando la leche y la nata estén calientes retira el cazo del fuego y añade las yemas. Mejor cuando las añadas hazlo con el batidor, porque si no quedan grumos. Cuando esté todo incorporado ponlo de nuevo en el fuego (tan bajo como sea posible) y mueve con una cuchara de madera hasta que espese.

10 de julio de 2011

Scones con mermelada de mango y menta


No hay nada que pueda compararse con ir a desayunar tostadas con tomate y café con leche un sábado por la mañana. Me gusta más que ir a cualquier restaurante de lujo. La vida mañanera española es espectacular y todas las cafeterías tienen un horario de desayuno estupendo: abiertas para que mi hermana desayune cuando sale de fiesta y para que yo desayune cuando me levanto tarde.

Es una de las cosas que más echo de menos de España, la cultura de "salir a desayunar". Como te puedes imaginar, aquí eso de que una cafetería abra a las seis y media de la mañana es imposible. Si quieres desayunar a esa hora lo haces en tu casa, y si quieres desayunar más tarde, también. Y luego solo sales para ir a comer o a cenar.

Afortunadamente ayer encontre un sitio donde sirven desayunos estupendos (solo hasta las 12 claro, que si no se te junta con el almuerzo) y me inspiró para el desayuno tardío de hoy.


Los scones son unos panecillos originarios de Escocia que a mi siempre me recuerdan a los panecillos de Heidi.
 Y a mi los scones me gustan para desayunar, merendar e incluso para comerlos a medio dia con queso y jamón cocido. Pero esta mañana ("mañana" en término figurativo: me refiero al espacio de tiempo transcurrido entre levantarme y almorzar) me los he comido con una mermelada de mango y menta que hice ayer y que casi nos hemos terminado ya.


Scones
Ingredientes:
- 300 gr. de harina
- Una pizca de sal
- Dos cucharaditas de levadura química
- 50 gr. de azúcar
-125 ml de leche
- 2 huevos
- 80 gr. de mantequilla (cortada en dados)

En un bol, mezcla la harina, la sal, el azúcar, la levadura y la mantequilla. Amasalo hasta que la mantequilla esté totalmente incorporada. Bate 1 huevo y la yema del otro junto con la leche y añadelo al bol. Mezcla todo bien. Estira la masa hasta que tenga unos 2 cms de grosor y corta círculos (puedes utilizar un vasito pequeño). Ponlos en la bandeja del horno (con papel o un poco de aceite para que no se peguen) y píntalos con la clara que te ha sobrado para darles color. Hornéalos unos 15-20 minutos a unos 220º.

Mermelada de Mango y Menta
Ingredientes:
- Mango
- La mitad de azúcar de lo que pese el mango deshuesado
- Unas cuantas hojas de menta
- Zumo de pomelo (o de limón). La cantidad depende de cuanto mango pongas, pero no debe de quedar muy líquido.

Cortar el mango en taquitos y ponerlo en el cazo con el resto de ingredientes. Dejalo que hierva y muévelo de vez en cuando. Yo lo he tenido más o menos una hora. Y ya envásalo como prefieras.

28 de junio de 2011

High Tea

Ultimamente está muy de moda en los Países Bajos que los restaurantes y cafeterías organicen High Tea. En la Wikipedia he leido que el High Tea es lo opuesto al Low tea o Afternoon Tea (te de la tarde). Y que en general se sirve más tarde (de 5 a 7) acompañado de pastas, bollitos, embutidos y pasteles.


En algunos sitios el High tea es más "high" que en otros, al parecer. Pero el que me sirvieron a mi no tuvo desperdicio, con pianista incluido (para tocar mientras comemos, no como aperitivo).


Llegamos a eso de las 2 (parece que no leyeron la Wikipedia antes de organizar el evento) y antes de quitarnos la chaqueta ya teníamos una copa de prosecco mezclado con sirope de frambuesa que estaba de muerte. Y con nuestra copa en la mano pudimos brindar y pasear por los alrededores del restaurante, que era muy bonito, por cierto.

Luego pasamos a una sala con mesas grandes reservadas para cada grupo de personas. En cada mesa había un papelito con el apellido de la persona que había hecho la reserva. En este momento he de hacer una pausa para decir que, no importa como lo deletree, siempre escriben mi apellido mal. Y eso que siempre digo: "Serrano, como el jamón" cuando llamo por teléfono. Es otra manera de saber si un restaurante es de calidad: si saben escribir Serrano cuando digo "como el jamón" es un buen restaurante. Si no, no.

Me decepcioné cuando ví que en el papelito ponía Ferano. Aún así lo del pianista les dió puntos a favor...

Esta vez no tengo una receta, más bien una sugerencia: no necesitas tener un restaurante para organizar un high tea. Solo necesitas un grupo de amigos y si alguno toca el piano, pues mejor.







14 de junio de 2011

El oro blanco holandés: Espárragos blancos

Ya he dicho alguna vez que la gastronomía holandesa no es gran cosa y que cuando tienen algo bueno lo convierten en comida preparada o incluso lo venden en máquinas expendedoras.

Siempre tengo esta idea en la cabeza cuando voy al mercado, por eso mismo cada año me sorprendo gratamente cuando llega la temporada de ¡el espárrago! (¡Viva!). Y es que el espárrago holandés está considerado como el oro blanco de la zona.

Aparte de estar buenísimos, producen el efecto "vuelta a los orígenes" de la población autóctona. Porque creo que es la única comida tradicional que los holandeses no compran ya preparada y envasada (lista para el micro), ni la compran en puestos ambulantes.  En otras palabras, el espárrago blanco me devuelve la confianza en los holandeses (aunque creo que no los venden preparados porque no los pueden conservar, no por amor al arte gastronómico).

Pero me frustro bastante con los espárragos... Tengo infinitas ideas para preparalos y aún así siempre termino haciéndolos a la manera holandesa (y a la belga, y seguramente a la francesa y luxemburguesa también...).

La manera holandesa es la más simple del mundo: cocidos, y servidos con un poco de mantequilla, un huevo cocido y unas lonchas de jamón cocido.
Ya sé que no es muy original, ni espectacular, ni nada de nada. Pero me da tanto miedo arruinar el sabor de los espárragos con cualquier otro ingrediente que siempre pienso: ya los preparare de otra forma la próxima vez. Y nunca lo hago.


Hace un par de años compré una olla para espárragos (¿tenemos de eso en España?). Es una olla alargada y estrecha, con una especie de cestita metálica dentro para poder cocer los espárragos de pie sin que el agua toque las cabezas y las convierta en sopa y para poder sacarlos más facilmente.
Es un poco una tradición el quitarle el polvo a la olla en abril y volverla a guardar en San Juan (tradicionalmente el último día de la temporada) porque la verdad es que solo la uso en esos tres meses.


El nivel de dificultad de esta receta es el de encontrar espárragos blancos frescos de buena calidad. En realidad con la foto es suficiente para saber como se hacen.  Aún así, os dejo la receta por si acaso...


Ingredientes:
1/2 kl. de espárragos por persona si es un entrante o 1 kl por persona si es plato único.
Un huevo cocido por persona (a mi me gustan con la yema blanda, pero allá cada cual...)
Un par de lonchas de jamón cocido por persona
Un poco de mantequilla.

Pela los espárragos (todo excepto la punta). Yo utilizo un pela patatas. Quítales la parte de abajo que suele estar un poco más dura (1 o 2 centímetros).
Pon agua a hervir y cuece los espárragos 15 o 20 minutos depende de lo gruesos que sean.
Escurre el agua. Sírvelos en un plato llano con un poco de mantequilla encima, el huevo y las lonchas de jamón cocido.

5 de junio de 2011

Cinnamon Rolls

En la cantina de mi oficina, donde comemos cada día, aparte de un menu grasiento y no muy apetecible hay siempre leche fresquita que los holandeses (o por lo menos los que trabajan conmigo) toman a todas horas. Junto con la leche normal también tienen algo que llaman karnemelk.
Como siempre, tuve que buscar qué era porque a mi me sabía un poco a yogur agrio. Es suero de mantequilla (es decir la parte de la nata que se deshecha al hacer la mantequilla).
No es una de mis bebidas favoritas, pero encontré esta receta en Foodies (una revista holandesa de cocina) y me pareció interesante que usaran karnemelk.
Yo la hice con suero de mantequilla, pero lo podeis sustituir por yogur natural sin problema.




2 de junio de 2011

Las Verduras Olvidadas: Gentse Waterzooi

Empieza como un cuento...

Había una vez en un tiempo muy muy lejano un país que consumía chirivía, apionabo, schorseneer, boniato y muchas más verduras deliciosas. Con el tiempo esas verduras pasaron de moda y la gente se aficionó a otro tipo de productos del campo. Y así se conviertieron en lo que los holandeses llaman las Verduras Olvidadas.

No sé exactamente porque se olvidaron. Unas porque son raices y no son demasiado bonitas, porque son difíciles de cultivar, o quien sabe.
 Por suerte para mí, todas las modas vuelven y las verduras olvidadas no son una excepción. Aunque aún no se encuentran en las grandes superficies, los mercados de los sábados y domingos las tienen todas.

El otro día compré un apionabo (en realidad es la traducción que he encontrado en internet, no se si es correcta). Y como llovía y hacía un poco de frío pensé hacer un estofado. 



Casi lo único bueno de la gastronomía holandesa es que está muy cerca de Bélgica. A veces me pregunto cómo dos paises que comparten tanto (incluyendo idioma) esten tan separados culinariamente (Bélgica 1- Paises Bajos 0)

Por eso de vez en cuando miro al país vecino en busca de inspiración.
Esta es una receta del norte de Bélgica. En esencia es un estofado de pollo con verduras (olvidadas y no). Los belgas lo llaman waterzooi (¿lio acuoso?) y aunque es bastante simple a mí me encanta.

28 de mayo de 2011

Vlaai de Limburgo (¡con fresas!)

  Cuando por primera vez me invitaron a un cumpleaños aquí me di cuenta de que existía un protocolo muy severo y que habría sido bueno que alguien me hubiese avisado de las reglas del juego de antemano. 
Pero los holandeses no son conscientes de que ese protocolo no es conocido para el resto de la humanindad. 

  Lo primera diferencia con los cumpleaños a los que yo estaba acostumbrada es que aqui nadie celebra cumpleaños fuera de casa. El cumpleañero cambia todo el mobiliario del salón y hace un gran circulo (¿mágico?) con sillas. Me pregunto de dónde sacan tantas sillas. 
  La gente empieza a llegar y se van sentando en el círculo con lo cual tu suerte dependerá de quién se siente a tu derecha y a tu izquierda.

  Otra cosa curiosa es la felicitación: Aquí no solo se felicita a la persona que cumple años, sino que también hay que dar la mano (o tres besos) a los familiares directos. A mí siempre me cuesta saber a quién hay que felicitar y a quién no. Por ejemplo, si voy al cumleaños de una amiga, tengo que felicitar también a su novio... ¿y a sus padres? ¿y a los padres de su novio? Siempre me pongo muy nerviosa en esas situaciones. 
El truco está en llegar siempre muy tarde, cuando ya no hay sitio en el círculo de sillas y simplemente saludas a todo el mundo con la mano para no pasar por medio y molestar. 

  Lo que más me gusta de los cumpleaños es la tarta, o tartas. En España, cuantos más invitados, más kilos le ponen a la tarta. Y si es de merengue, pero a tí te gusta de nata, pues te fastidias. 
Tener solo una tarta es útil para soplar las velas: es mejor soplarlas cuando todas están en la misma tarta. 
Aqui como no soplan velas (todavía no he encontrado una explicación racional a eso) pues pueden servir tres tartas diferentes. 

  Normalmente las tartas que se sirven son Vlaai, muy tradicionales en el sur de Holanda, y que consisten en una masa rellena de fruta (normalmente) y/o de nata (mi favorita es la que va rellena de arroz con leche). 
A pesar de ser tradicionales las gente no las hace en casa. Lo tradicional es comprarlas ya hechasEn cada barrio hay una tienda (Multivlaai) donde las puedes encargar o comprar directamente). Y puedes comprar mitades y cuartos.

  En mi afán investigador me decidí a probar un vlaai casero y con un toque personal (el toque personal vino después de 3 desastrosos intentos de seguir recetas de internet).